En la Amazonía los peces no solo son alimento, también representan conocimiento sobre los ríos

Esto es lo que han comprobado los participantes del programa de monitoreo de peces que se realiza en el Parque Nacional Natural Amacayacu junto a las comunidades indígenas que lo habitan. Aquí algunos aprendizajes sobre esta iniciativa que tiene el apoyo de la Sociedad Zoológica de Frankfurt.

12/12/2024, NPIRE
Equipo de monitoreo de peces en el PNN Amacayacu

En la Amazonía, los ríos son como árboles de peces que, a través de sus múltiples desembocaduras, llevan alimento para los pueblos indígenas. Así lo cuenta Bernardo Alberto Solano, del resguardo indígena de Mocagua, presidente de la Asociación Comunitaria Ngüewane y uno de los  impulsores del programa de monitoreo de peces que, desde 2014, adelanta el Parque Nacional Natural Amacayacu en conjunto con las distintas etnias que habitan el área protegida y sus zonas de influencia. 

Esta iniciativa, que inició con el objetivo de disminuir la sobrepesca a partir de estrategias pedagógicas sobre los ciclos de vida de los peces, y que actualmente le apuesta a determinar cuáles de ellos tienen mayor bioacumulación de mercurio para tomar decisiones de consumo que protejan la salud de las comunidades, ha tenido resultados positivos, según Bernardo. Uno de ellos es la disposición que los grupos de pescadores han empezado a mostrar frente a conversaciones sobre las temporadas y artes adecuadas de pesca. 

“He tenido la oportunidad de hablar con algunos de ellos y me han escuchado. El uso de las mallas en lugares como los Lagos del Pan ha disminuido. Si hay reunión y diálogo, hay entendimiento”, dice Bernardo, con la convicción de que solo a través de acuerdos es posible empezar a construir un futuro más resiliente frente a los cambios que, desde hace un par de décadas, son más evidentes en la Amazonía (entre ellos la disminución del caudal del río Amazonas, la reducción de poblaciones de especies como los delfines de río, y la alteración de los ciclos climáticos).

Por eso, defender el territorio a través de acciones contundentes que beneficien a las comunidades, pero especialmente a las futuras generaciones, es la motivación de Bernardo. “Mi legado para mis hijos y mis nietos es todo lo que he aprendido de mis antepasados y mis experiencias. Creo que a través de palabras dulces podemos lograr cosas grandes para proteger este bello planeta”, asegura. 

Motivados por el proceso de monitoreo, junto a Bernardo, otros 13 pescadores y pescadoras de Mocagua decidieron crear su propia asociación, Ngüewane, guardianes de la vida y sus ecosistemas, que en este momento se encuentra en conformación legal. A través de esta asociación, buscan promover la preservación de los recursos y el manejo adecuado de los mismos, desde una perspectiva territorial y de derechos, que reconozca la diversidad cultural y social.

Análisis de peces con el equipo de monitoreo

Luis Holanda, operario del área protegida, comparte esa motivación, especialmente porque él y su familia experimentaron cómo la información oportuna y la consciencia frente al equilibrio natural transformaron la manera de ver y cuidar el territorio. Antes de trabajar en Amacayacu, ni él, ni su esposa sabían que había tallas adecuadas de pesca para las especies que consumían. Sin embargo, bastó un primer acercamiento al tema para que se le despertaran la curiosidad y las ganas de observar detenidamente aspectos como las diferencias entre machos y hembras, los lugares de desove, los tamaños y los colores. 

Por eso, cuando entró a apoyar el programa de monitoreo, empezó a compartir conocimiento con su esposa y sus hijos y, ellos, a su vez, mostrar mayor sensibilidad frente a la vida que ocurría en los ríos. “Incluso mi hija, que hasta ahora está en octavo grado, me dice que quiere ser bióloga para aprender más sobre los peces”, cuenta orgulloso, y añade que a través de este tipo de experiencias siente que honra la memoria de su abuelo. “Nunca pescó peces pequeños y, como sabía cuándo las hembras tenían huevos, decía que así no podían sacarse. Este programa nos permite recuperar ese conocimiento de nuestros mayores”. 

Por su parte, Francisca Arely Solano, participante del programa de monitoreo y quien también hace parte de la Asociación Ngüewane, destaca otro logro del proceso: la apertura para que también las mujeres hagan parte de este tipo de iniciativas en las que tradicionalmente solo se han involucrado los hombres. Esto, teniendo en cuenta que la pesca ha sido una actividad predominantemente masculina. 

Por eso ella ha querido demostrar de una forma decidida que las mujeres tienen mucho que aportar en espacios de decisión alrededor de la preservación de especies que no solo son una fuente de alimento, sino que contribuyen a entender cuál es el estado ecológico de los ríos amazónicos. “Las mujeres somos capaces de hacer lo que nos guste y merecemos este tipo de espacios en los que nos escuchen. Quiero que mis hijos sigan por este mismo camino”. 

El mercurio en los peces, una problemática que necesita solución

Yesid López Pinto es biólogo marino y apoya el proceso de monitoreo de peces desde la Sociedad Zoológica de Frankfurt. Para él, una de las cosas más relevantes que han resultado de este esfuerzo colectivo es el interés permanente de los pescadores y de las comunidades, incluyendo los niños, por aprender sobre los peces y sobre las artes de pesca más adecuadas. También, el intercambio de conocimientos técnicos y de saberes tradicionales que le ha dado paso a conversaciones relacionadas con la cultura y las prácticas ancestrales indígenas, la ecología y el equilibrio ecosistémico y la adaptación a nuevas condiciones del territorio en el escenario actual de cambio climático. 

Otro de los temas primordiales sobre el que han empezado a pensar y trabajar es la presencia del mercurio en los cuerpos de agua (una problemática derivada de actividades como la minería ilegal de oro) y con ello, en muchas de las especies que los habitan. Para ello, a través del monitoreo, están realizando un primer diagnóstico sobre cuáles son las especies con mayores niveles de este elemento químico. Con ello buscan generar información y recomendaciones para disminuir la frecuencia  del consumo de las mismas  para prevenir problemas de salud derivados de la exposición al mercurio. 

Para determinar la presencia del mercurio, este proceso de monitoreo que también se está implementando en los resguardos La Victoria, ubicado sobre el río Apaporis, y El Itilla (único traslapado con el PNN Chiribiquete), así como en el río Apaporis, ha permitido la recolección de muestras que están siendo analizadas en laboratorios. De esa manera las decisiones pueden tomarse de manera informada y basada en datos científicos. 

Cristóbal Panduro, líder de la comunidad Mocagua y profesional de apoyo en el PNN Amacayacu, destaca que la información sobre la presencia de mercurio no solo sirve para tomar decisiones frente al consumo de peces por parte de las comunidades, sino también para pensar en estrategias que le apunten al cuidado de los cuerpos de agua y de las otras especies que los habitan, como las tortugas, caimanes y nutrias. También para reflexionar sobre qué otras sustancias pueden estar causando el deterioro de estos ecosistemas, como es el caso de los agroquímicos.

Precisamente, destaca que iniciativas como el programa de monitoreo de peces contribuyen a un objetivo mucho más grande y en el que trabaja desde hace casi 20 años: el cuidado del agua en la región, especialmente en sitios como los varillales, salados, cananguchales, cabeceras de quebradas, ríos y quebradas. En ese camino, recalca un aspecto que es indispensable para lograr buenos resultados: el trabajo conjunto entre comunidades y Parques Nacionales Naturales y el apoyo de organizaciones como la SZF. 

“Este esfuerzo compartido nos permite tener información académica y científica, así como fortalecer la capacidad humana en términos de equipo y de personal, para salvaguardar nuestro patrimonio natural y cultural. Somos parte de la naturaleza y, por ende, debemos cuidar nuestros ecosistemas de agua y de bosque para quienes van a llegar a futuro. Esa es nuestra apuesta como comunidad en Mocagua”, concluye.

 

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