Cada año, aproximadamente entre enero y marzo, las familias indígenas del bajo Caquetá, vinculadas a la estrategia de monitoreo comunitario de las tortugas charapa y taricaya, esperan con júbilo la entrada de nuevos tortuguillos al río Caquetá.

Febrero: ¡Las tortugas charapa empiezan a nacer!
Desde hace 9 años, en pleno corazón de la Amazonía colombiana, más de 100 familias indígenas de las etnias principalmente miraña, bora, muinane, nonuya y yucuna, pertenecientes a la AATI PANI y a los Resguardos Nonuya de Villa Azul y Curare Los Ingleses, participan activamente en la estrategia de monitoreo comunitario dirigido a la conservación de las tortugas charapa (Podocnemis expansa) y taricaya (Podocnemis unifilis) en la cuenca baja del río Caquetá.
El monitoreo ocurre sobre el río Caquetá, dentro del Parque Nacional Natural Cahuinarí, y en ciertas zonas de influencia de los Parques Nacionales Naturales, Río Puré y Serranía de Chiribiquete; territorios clave para la reproducción de la especie, que a su vez tiene una gran importancia sociocultural para las comunidades.
Febrero es uno de los meses más especiales. Después del periodo de postura (septiembre-diciembre), en el que las familias indígenas deben vigilar las playas, tomar datos y trasladar algunos nidos, todos se preparan para ver nacer a los tortuguillos y custodiar con júbilo su entrada al río Caquetá; afluente que se convertirá en su hogar por el resto de su vida.

Ana Lucía Bermúdez, coordinadora de recursos hidrobiológicos de FZS Colombia, quien lidera dicha estrategia, menciona que para este último periodo las perspectivas son positivas. “Las posturas individuales de charapa y taricaya en todas las zonas de monitoreo parecen estar aumentando (a diciembre de 2022 se habían registraron más de 1500 nidos individuales) en comparación con la temporada anterior, cuando se registraron en total 1.121 desoves individuales de charapa y taricaya”, explica.
Adicionalmente, para esta temporada las familias indígenas registraron cuatro posturas masivas (cientos y miles de charapas desovando en una misma área), que en comparación con la temporada anterior, cuando solo se registraron dos posturas masivas, podría ser un indicador de que el número de tortuguillos para esta temporada, podría será mayor al contabilizado en la temporada anterior.

De acuerdo a la experta, estas serían solo estimaciones. “Aunque algunos tortuguillios ya empiezan a nacer, habrá que esperar que las áreas de posturas masivas sean encerradas para conteo y a que el periodo de eclosión finalice (marzo-abril) para determinar con mayor certeza el número de tortuguillos eclosionados”, concluye.
Por ahora, las familias continúan el trabajo de prevención, control y vigilancia alrededor de las playas donde fueron registrados nidos; un trabajo clave para evitar el saqueo de nidadas y la caza indiscriminada de adultos y juveniles, no solo para consumo sino para comercialización; actividades que están llevando a la extinción de la especie en este territorio.