Monitoreo de la Charapa muestra resultados positivos en Caquetá

En la temporada 2019-2020 se registraron 6.746 nidos. Es la cifra más alta desde que, en 2014, FZS empezó a apoyar la estrategia de monitoreo junto a familias indígenas de la zona.

27/05/2021, Monica Jaramillo

Durante siglos, la tortuga charapa ha sido un importante símbolo cultural para las comunidades indígenas de la Amazonía y Orinoquía en Colombia. Su abundancia en tiempos prehispánicos permitió que las etnias las usaran como fuente principal de alimento e intercambio, respetando sus ciclos naturales de reproducción.

Sin embargo, con la llegada de los Europeos a América y la conquista Española, su consumo pasó rápidamente a una comercialización masiva, lo que condujo a una reducción de la especie en la región. La caza indiscriminada, el saqueo de nidos y su venta como mascotas durante décadas, llevó a la charapa prácticamente a la extinción.

“Las historias dicen que antes las playas se veían negras por la cantidad de tortugas que nacían. Hoy son muy pocos los lugares de la región donde hay posturas masivas”, explica Esperanza Leal, directora de FZS Colombia.

Pero FZS está ayudando a cambiar este panorama. Desde 2014, impulsa la Estrategia de Monitoreo Comunitario para la Conservación de las Tortugas charapa en el medio-bajo Caquetá, donde las familias de las comunidades indigenas son las encargadas de monitorear y proteger a la especie.

Según Ana Lucía Bermúdez, bióloga de FZS y quien coordina la iniciativa, los resultados tras siete años son notables. Al inicio de la implementación del proyecto se estimaba que solo entre 2.000 y 2.500 hembras desovaban en el medio-bajo Caquetá, “pero con el monitoreo en las dos últimas temporadas hemos visto que el número se duplicó y hasta triplicó”.

En efecto, los reportes indican que para la temporada de 2019-2020 las familias registraron la postura de 6.746 nidos. La cifra supera los 6.077 de 2018-2019, pero además lo hace con creces respecto a los que venían registrándose antes de 2018, que no superaban los 2.000.

Aunque es imposible calcular la cantidad exacta de tortugas que nacen debido a la postura masiva, Ana Lucía Bermúdez estima que al menos 4.000 tortugas hembras llegaron a las playas a desovar en la temporada 2019-2020. Sin duda, ¡una de las mayores cantidades registradas en los últimos años!

El apoyo de FZS en el Parque Nacional Natural Cahuinarí ha sido clave en este resultado, pues a través de incentivos económicos, ha ayudado a que alrededor de 70 familias de las comunidades Miraña-Bora puedan viajar cada año hasta las playas donde desovan las tortugas, las cuales están bastante alejadas de los resguardos.

Una vez allí, las familias organizan campamentos donde viven por 22 días. Durante esas semanas marcan nidos, monitorean las aguas, evitan que los nidos sean saqueados, entre otras actividades, que al final permiten que la temporada de postura sea más exitosa.

El monitoreo se hace sobre un tramo de 400 kilómetros en una de las cuencas más importantes del noreste amazónico.  Cuando inició contaba con la participación de una sola comunidad, pero con los años se han venido uniendo por iniciativa propia. “Hoy la conservación de la Charapa en este sector agrupa los esfuerzos de tres organizaciones indígenas, tres parques nacionales y una ONG, que somos nosotros”, dice Esperanza Leal.

También se han logrado importantes acuerdos para el consumo sostenible y la protección de los espacios protegidos en donde vive la charapa. En total, desde 2014 hasta 2020, las familias han hecho 632 turnos para monitorear y proteger a las tortugas, lo que sin duda se ha visto recompensado en un aumento anual de esta población.

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